-¡Estaba
buena la minita eh! Te franeleo por todos lados ji ji
-¡Pero
quien carajo sos!-le digo-y cuando estoy por darle un tortazo, no sé cómo, pero
la porquería me da tremenda patada en el orto que me hace volar varios metros.
Tiene una fuerza sobrenatural la inmundicia.
Intento
averiguar quién es. Pero todos me miran raro. Como si estuviera delirando.
Nadie sabe de él.
Días después
-¡SCH!
¡SCH! –me chistan, lo veo tras un arbolito- ¡Veni!- me dice- ¡Veni!
-¡No!-
le digo.- ¡Que te pasa! Ayer me distes una patada en el orto y ahora me andas
buscando
-¡No! ¡vos no entendés! –dice-Eso es una costumbre que yo tengo, forma parte de mi
esencia. No seas rencoroso dale veni.
-¡Está
bien! ¿Qué querés?
-¿Que
andas averiguando por ahí?
-Si
te referís a que quiero saber quien sos.Si. Decíme. ¿Vos no tenes madre?
-Si
la tengo. Pero no te voy a decir donde vive.
-Supongo
que vivís con ella. Si no que haces por aquí todo el tiempo
-Y
que te puedo decir... no no te puedo decir nada
-¡Entonces
no me sigas más! dejáme tranquilo
-¡Está
bien! Te voy a decir, vive en la calle los Arrayanes 332
Allá
voy. Es el cementerio.
¡Tremendo
hijo de su buena madre! me está tomando el pelo, cuando lo agarre lo mato.
Lo
espero. No da señales de nada. Hasta que aparece haciéndose el canchero.
-¡Hola!-
me dice, cruzando la pierna y la mano apoyada en la pared.
-¡A
sos vivo vos! ¿Vistes donde me mandaste?
-Si
se me olvido darte su nombre, perdonáme
-¡Que
perdonáme ni que perdonáme! Me mandaste al cementerio pendejo.
-Si
querés saber más, anda a la biblioteca del diario y averigua, como era este
edificio hace muchos años.
Y
se esfumó.
Entonces
voy. La curiosidad me desborda. Envuelto en papeles viejos y el polvillo qué me hace
estornudar hasta el apellido, termino cansandomé de buscar. Es mejor abandonar esta
investigación ridícula, sin embargo… creo que es esto. La noticia dice así.
Voraz
incendio, toda la familia Urteaga murió, lamentablemente debido al siniestro no
se pudo encontrar el cadáver del niño Pablito Urteaga.Y dan los datos de toda
la familia.Fecha Enero de 1910.
Siento
pena y a la vez impresión porque creo que ya se con quien esta frecuentando mi
apreciada persona estos últimos tiempos. Pero porque a mí, me pregunto, porque
a mí.
Pasaron
varios días hasta que lo veo. Por un momento pensé que no volvería. Sin
embargo allí está. Como siempre, en el pasillo.
-Ahora
lo entendés todo, me dice con su carita triste.
-Si-le
contesto- ¿Pero en que puedo ayudarte?
-Quiero
que me ayudes a partir, a encontrarme con mi mamá.
-¿Y
qué debo hacer?
-¡Justicia!
-¿Qué
cosa?
-¡Los
que hicieron eso tienen que pagar!
-¡Ah
no! También loco además de fantasma
-¡No
si! -se pone furioso- ¡Vos haces una parte y yo hago el resto!
-¿Vos
querés que yo mate a alguien? ¡No eso si que no!
-¡De
ninguna manera! Eso podría hacerlo yo. Pero es que tengo que hacer una justicia
buena para poder reunirme con mi mamá.
-¡Ha
pasado mucho tiempo Pablito!
-El
que provocó el incendio fue mi tío para quedarse con toda la herencia. Éramos
millonarios. Yo lo vi todo y lo escuche todo. Su descendencia tiene el dinero,
ahora vos te encargarás de quitársela. Yo hago el resto. Yo te ayudo. Vos me
ayudas a mí. Yo te ayudo a vos. Y así. Jeje.
-¡Que
culpa tendrá esta gente, si la macana se la mando el delirante de tu pariente!.
-En
eso tenes razón, pero…esa fortuna no les pertenece.
-¡No!
Decididamente no. No me animo
-¡Así
que sos cagón! Pero mirá vos. Con que esas teníamos
-¡A
mí no me digas cagón! Pendejo de mierda. ¿Qué te pensás?
-En
una jugada de póker. Tú lo sabes hacer. Ya te dije yo muevo las cartas. A mí no
me ve nadie.
-¡A
mira! ¿Y con quien sería la partida?
-¡Ah
turrito veo que te empezó a gustar! Si porque crees que te busque a vos. Por
bueno no, menos por lindo. Porque sé que juagas bien ¡Y cómo te gusta eh!
-¡Bueno
bueno! Vamos al grano de una vez- le digo
-Mi
descendiente, tiene unos cuarenta años, va a una casa de juego de la calle el
libertador al 900. Allí se juega fuerte, se apuesta todo. Si bien es mucho el
dinero que tiene, cuándo este perdido le haremos firmar unos documentos y esa
será su peor noche, porque estará tan borracho que lo firmara todo.¡ Y …que
dices!
-Todo
bien.¿ Pero cómo le digo que firme?.
-¿Conoces
al dueño del garito?. No me digas que no, hombre de la noche…
-Tengo
que pedirle que sea nuestro cómplice.
-Y
si, ese se prende, ya lo estuve investigando. ¡Qué te parece! el cincuenta
por ciento para vos, el diez para el dueño del garito y el cuarenta para mí.
-¿Y
qué vas hacer con ese dinero? Si a vos no te sirve.
-Todo
a su tiempo, ya verás.
Y
así es como organizó todo.
Llega
el momento. Llueve y hace frio. Una noche espantosa para tremenda hazaña.
Conozco al tipo. Un ricachón engreído, de esos que se llevan el mundo por
delante. Mejor, así no sentiré culpa. La partida comenzó. Va ganando el
pariente de mi amigo. Qué bien juega el condenado. Creo que todo está perdido.
Empiezo a preocuparme.¿ No será una joda de este hijo de puta? ¡De las que está
acostumbrado hacer!. ¡Qué imbécil soy! Caí como un chorlito. Ya estoy mirando
la puerta. Estoy viendo como rajar de aquí.
De pronto alzo la vista y lo veo,
paradito enfrente de mí, serio, concentrado en el juego, entonces me vuelve el
alma al cuerpo.. Me hace una guiñada de ojo y el juego comienza a cambiar a mi
favor. En una de esas lo veo que pone algo en el vaso del tipo. Al rato ya no
sabía quién era. No quería abandonar. Firmaba documentos unos tras otros.
Estaba empecinado en ganar, pero no pudo.
¡Aquella
noche fue genial! El descendiente del que se había robado toda la herencia de
aquella pobre familia, se la despilfarraba en el juego y ahora le había llegado
la hora.
Era
bueno en el juego el maldito, pero con la ayuda de Pablito pudimos sacarle
hasta el último peso. Quedó tirado en la calle con lo puesto.
Me
toca a mí cobrar el dinero. Todo está muy bien organizado.
Pagamos
el diez por ciento al dueño del garito que era mucha plata, este se quedo más
que feliz, tanto dinero ganado en una sola noche, jamás se lo imagino ni
siquiera en sueños.
Y
yo que puedo decir bendigo al fantasma. Soy rico gracias a él. Pero por cierto
no sé donde se metió.
Pasaron
varios días, tengo el dinero de Pablito. No sé qué hacer con él, y este que no
aparece por ningún lado. Se lo tengo que cuidar por las dudas.
Quiero
viajar a Europa pero hasta que no aparezca no me puedo ir. Soy hombre de
palabra.
Al
llegar a mi casa. Ya no vivo más en el departamento. Ahora tengo un chalet. En el espejo de mi dormitorio hay una inscripción. Te
espero en la tumba de mi madre, vos sabes cómo se llama.
***********
-Allí
esta, paradito al lado de una vieja tumba.
-¡Quiero!-
dice- Que arregles un poco la tumba y que nunca le falten flores. .-se quedo
pensativo... se sienta- ¿Sabes?- dice- En mi andar por este mundo durante
tantos años he visto muchas cosas. Fui un niño rico. A mí nunca me falto nada
hasta que paso aquello.
En uno de los espejos de tu casa también te deje otra
dirección. Deberás ir allí. Te encontrarás con un niño que tiene un amigo
imaginario. Te darás cuenta quien es je je. Yo le prometí que le regalaría una
casa. Y que nunca más su familia pasaría hambre. Ese dinero es para él. Son siete hermanitos varones, el es el mas chiquito jeje y son muy pobres. Su padre está muy enfermo y ya casi no puede
trabajar. Todos andan pidiendo. Yo lo conocí en la calle, cuándo andaba
mendigando. Entonces prométeme amigo que cumplirás con tu palabra.
-¡Te
lo prometo! Todo será como tú me lo estas pidiendo
-Se
que lo harás, eres un hombre bueno. No me equivoqué al elegirte.
-Quiero
hacerte una pregunta. ¿Porque lo del incendio del D?
-¡Ah!
Estaba jugando un ratito. Pero tenía todo controlado.
-¡Fue
muy lindo! –Oh dios mío estoy llorando.-¡ Conocerte!
-Sin
lágrimas amigos, no seas flojo.
-Es
que te tome cariño que lo pario y pensar que al principio me daban ganas de
matarte mirá...
-Bueno…
ha llegado el momento de la despedida. Ahora si voy a encontrarme con mi madre.
-Adiós
amigo…
-Adiós-
y se esfumó.
Me
fui silbando bajito. Mirando las estrellas. Seguramente allí estará. Una ráfaga
de viento suave me acaricia. Que angustia tengo, lo voy a extrañar, después de
todo me había acostumbrado a su presencia. ¡Que lo pario! ¡Estas lagrimas de mierda!
No puedo dejar de llorar. Otra ráfaga de viento mas fuerte me envuelve y me
tira varios metros, caigo de jeta al piso. Escucho la risita. Creo que ahora si
se está despidiendo. Ahora si se fue para siempre.
Yo
si tuve un amigo imaginario, tan real como la vida misma.
fin
estela jaeltete
relatoscortosjael.blogspot.com