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jueves, 10 de diciembre de 2015

VENENO

Veneno
Como los arboles del otoño que arranca sus hojas sin piedad,
así es el veneno de tu alma que corroe hasta la piel.
Salpicada por tu barro nauseabundo,
quebraste mi alma sumergiéndola en las tinieblas del rencor.
Somos el infierno de los perdones no permitidos.
 El odio  que nos envolvió en su manto más oscuro.
El desasosiego en cada amanecer.
Sin embargo, permanecimos juntos hasta la locura.
embriagados de rencor hasta el final.

martes, 8 de diciembre de 2015

EL JARDIN DE LA MENTE


La tapa del sarcófago se fue corriendo lentamente. Asomó una pierna negra y peluda, luego  una mano y después la otra y dando  un envión dejó ver su rostro cadavérico, las cuencas de sus ojos vacías tapadas por un largo flequillo y  el cabello negro llegándole  a los tobillos. Finalmente dando un salto se encontró de pie en la fría noche de invierno con una túnica blanca, desgarrada y olorienta,
dejando atrás en medio del cementerio y bajo los pinos el sarcófago que lo cobijara durante tantos años.Caminó tambaleándose hasta llegar al portón que da a la calle, el que se abrió lentamente sin que nadie lo tocara.
 Desorientado observó a ambos lados.
 -¡Y ahora!... ¿Hacia  donde voy?.
                                                      
En otro lado de la ciudad se encuentra Francisca, o Francesca como ella se hace llamar,o Francis para los más íntimos.
Sentadita al lado del fuego que ella misma encendió calienta sus manos y se acurruca en la manta que lleva encima. Un poco de caldo se calienta en el fuego, el que comienza a beber lentamente, cuando  de pronto.... alguien interrumpe su cena.
-¡Ma… todavía pensás seguir aquí! ¿Cuándo vas a  volver casa?
-¡No, yo no vuelvo mas! ¡Estoy cansada de aguantar vagos y mal agradecidos, empezando por vos!
-¿Qué comes? ¡Convidáme!
-¡Está bien, tomá! -de mala manera le contesta Francisca - ¿Que no te dan de comer allá?
Se bebió todo con una desesperación tal que dejo impresionada a su madre
-¿Tenés un pucho?
 - ¡Mira, raja de acá... desaparece! Me vengo a vivir a la calle porque no los aguanto y vos atorrante me venís a o comer lo poco que consigo.¡ No te quiero ver más! ¡Andáte! Cansada estoy de aguantar esta familia de mierda y vienen a joderme.
 Esta mañana vino Mariela a pedirme si no tenia para pagar la luz porque no llegaba y ayer vino… ¡Pero no te dije que te fueras! ¿Qué haces ahí parado detrás de ese árbol?...¡A mierda…! ¿Qué es eso tan horrible?¡Ah mamita querida que es esto!
-mmmm –emitía  con un murmullo el espectro
-¡Dios mío... que cosa mas espantosa! Si así voy a quedar después de andar mendigando en la calle..¡Que te pasó! … ¡Qué olor que tenés! Parece a osamenta. Y ese flequillo que te tapa los ojos y ese camisón ¡Mirá que sos raro vos! Nunca vi nada igual por aquí. ¡Y Hablá …deci algo!
-A ...Agua
-¡Ah! Tenés sed. Tomá de aquí
-NNNNO Agua Clara tengo que ir
-¡AH! ¿Y dónde queda eso?
_En el castillo, donde danzan los esqueletos
-¡Andá... vos estas en pedo! Eso es ¿Que tomaste loco? ¡Mirá como quedaste!
-¡ELLOS NO DESCANSAN EN PAZ1
-¡Eh!  Y yo que tengo que ver con eso
-¡Acompáñame!
-¡NO.! ¡Ni loca!
-¿Quién era el que se fue?
-¡Ah! Ese es mi hijo. Me fui de mi casa porque todos se llevaban mal. A mi ni me registraban. Se gastaban la plata en joda y yo los tenía que mantener con lo poco que gano vendiendo tortas. Así que dejé todo y  vine  a vivir a la calle. ¡Y que crees! Vienen  a joderme acá. Recién vino y me tomó la sopa podes creer. Después me pidió un pucho y lo saque cagando, me harto
-¡Por eso… ayúdame, acompáñame, total no tienes nada que perder!
_Si, pero no entiendo en que te puedo ser útil yo,…
--La primer persona que encuentre al levantarme de la tumba… esa me ayudará. Eso dice la profecía
-¡Y… esa soy yo …! ¿Dijiste tumba..?
-¡Sí, soy un espectro! ¿No te distes cuenta?
-¡NNNONO!
-Tranquila... no tengas miedo!
-¡YYYY! ¡Cuantos años te tenés?
-Quinientos.
-¡Quinientos! Así me dijiste ja ja jj jj aja ja
-¡No seas mala! ¡Ayúdame!
-Bueno no sé qué decirte. Está bien. Pero antes vamos a mi casa. Seguramente nos va a ser falta algo de dinero. Tengo algo escondido. Además no podes ir así en esas fachas. No te van a dejar subir a ningún transporte a y apropósito ¿Donde es que vamos? Dijiste…
-Agua Turbia
-¿No dijiste Agua Clara?
-Si pero ahora cambio de color
-Ah créeme que yo no te entiendo. ¿Y dónde queda ese lugar donde vamos?
--Déjame que me oriente. Por entonces había una playa, mucha agua, selva, el castillo…
-Punta Lara, eso tiene que ser Punta Lara. O sea que tenemos que ir en tren.
-¡Y eso que es?
-Y ..Algo que en tu época no había y que pronto vas a conocer.

En la casa de Francisca se había incorporado un nuevo integrante. Había llegado del campo para quedarse, Margarita, una tía de los chicos, bastante pesada, pero no era mala. La cuestión es que  estaba ocupando el cuarto, mejor dicho la cama de nuestra protagonista.
Ingresaron  por la ventana y una vez dentro de la habitación.
-¡Margarita! ¿Qué haces en mi cama!’ –dijo Francisca bastante molesta y un tanto sorprendida.
Margarita se levantó y al ver a nuestro espectro quedó dura del espanto. Los ojos se le salían de sus orbitas y solo atinó a decir;
-¿Y… Y esa porquería que es?
-¡Eso a vos no te importa! – y dirigiéndose al espectro le dijo –¡Y vos! ¡Entrá al baño!
-¿Y esta quién es?
-¡Una cortada verde! ¿No le ves la cara? Pero vos no le hagas caso.
-¡Yo me voy! – dijo Margarita
-¡No… No Chiquita. Usted no se va a ningún lado. Usted se queda!
Y poniéndole llave al dormitorio, prosiguió a explicarle a nuestro amigo el funcionamiento de las duchas,como usar los frascos de champoo, jabones, etc.
Así fue como el espectro  tomando el Heradl Shoulde  masajeo sus largos cabellos, vaciando todo el frasco. Luego tomo otro frasco y el enjuague, el jabón liquido, las sales, todo lo que encontró se echo encima.
-¡Pobre loco, como quedó! ¡Quién es?-pregunto Margarita
-¡Eso a vos no te importa!
-¿Tendrá piojos?
-No, ya me fije, no tiene
-¡Como que no tiene piojos! Si con la mugre que tiene, debería estar lleno
_¡Si no tiene sangre, de donde se van a alimentar los piojos!
-¡Como que no tiene sangre! ¡Que estas diciendo!
-¡Mejor calláte la boca y no preguntés tanto!
-¡Ay Francisca! ¿Qué es eso que sale bajo la puerta del baño?
--¡Pará, pará loco! Tapaste el caño con la mugre que tenés y encima te vaciaste todos los frascos-  gritaba Francisca -¡Y que Hicistes con el papel higiénicoo...!
Tras solucionar el problema. Prosiguieron a cortar, secar y  planchar el cabello del espectro que por cierto era mucho.
Luego llegó la parte de vestirlo
-Y ahora que te pongo, porque me entro la duda ¿Sos nene o nena vos?
-¡Eso no te lo voy a decir!-decía molesto el espectro
--Y a lo mejor hace quinientos años eran medios raritos ustedes, medio muñeca quebrada - y se reía a carcajadas Francisca-  Aunque en que siglo fue que usaban peluca, Haber si me saliste medio trolito vos
-¿Eso qué quiere decir? –preguntó, pero fue interrumpido con los gritos de Margarita.
--¿Estás diciendo que esto es un cadáver? 
--¡Ah tanto como eso no! Bueno si, está muerto, finado, como quieras llamarlo
-¡Ah no te puedo creer! ¡Y que hace esta cosa aquí, en mi pieza?
-¡Perdón! Por si la señora no lo sabe  ¡Esta es mi pieza! Y no jodás porque ya te vas al campo
-¡Vos estás loca Francisca!
-¡Bueno haber que te pongo! Como no sabemos lo que sos, te hare un look unisex. Con cierta onda  rockera y  algo sofisticado.
Finalmente quedó con unas calzas negras brillosas, una camisola de bambula blanca, chaleco negro de piel sintética , el viejo sombrero del abuelo, el pelo recién planchado, ahora cortado sobre los hombros y para taparle la órbita de los ojos anteojos negros y el flequillo. Y para completar el look la guitara eléctrica  que encontraron en la habitación y no sabían de quien era.
-Bien, todo listo para marcharnos.
--¡Y adonde van? – preguntó Margarita
Francisca la miro profundamente a los ojos
-¡Vos venís con nosotros! ¡No te podes quedar acá!
-¡No, yo no voy a ningún lado!
-¡Vos te venís! Caminá, podes hablar, ya estas metida en este lio.
-Si  se queda va a hablar –murmuro el espectro
-A propósito, vos no tenés un nombre. Te vas a llamar… te vas a llamar…. Roberto.

Al llegar al andén- ya estaba por partir el tren que los llevaría a destino, bastante incierto para nuestras protagonistas - Alguien las estaba esperando.
-¡Si me explican que hacen con mi guitarra! O mejor no…  ¡Me la devuelven… si no, hablo!-dijo Cachito el hijo de Francisca
-¡Qué raro! – dijo Francisca – Debí suponer algo así. Si a vos no se te escapa una. ¿Y desde cuando sos músico vos?
-No precisamente. Es que la encontré y ya tengo comprador. Me podes decir el nombre de este señor.
-¡Qué raro vos ratereando! 
-¡Me devuelven la guitarra Ya!
No alcanzó a terminar lo que quería decir cuando Roberto lo agarro del cuello y  levantándolo hacia arriba preguntó – ¿Qué hacemos con esto lo llevamos con nosotros?
-No nos va a servir para nada, solo para traernos problemas-comentó Francisca
-¡Adonde me quieren llevar mamá soy tu hijo!
-¡Así, vos te acordás que tenés madre cuando estás en problemas!
-¡Yo digo que no lo llevemos porque es un traidor! – dijo Margarita
-¡Gracias tía, la amiga te dicen a vos! Yo te traje del campo y te di la pieza de mi mamá
-¡Si, a cambio de cinco mil pesos!
-¿Le vendiste mi pieza granuja?
-¡No se hable más, se viene con nosotros! -Finalizo diciendo Roberto - aunque las dos mujeres no confiaban en el muchacho - y soltándolo de una Cahito quedó desparramado en el piso
Y así fué como nuestros cuatro amigos subieron al tren y emprendieron viaje a lo desconocido.
Fue la noche más larga de sus vidas.

El tren llego a una estación tan extraña como irreal.
No había una sola persona.
 Caminaron hasta llegar a la calle donde un carruaje los esperaba.
Roberto les indicó que subieran, mientras, observaban al cochero que vestía con capa y galera negra.
El viaje comenzó, y, al llegar a la zona del bosque fueron ingresando en el lentamente, como si estuvieran suspendidos en el aire,sus cuerpos se sentían flotar.
 Sus oídos  descubrieron la melodía más bella que jamás hubieran escuchado, para después ir convirtiéndose en una música totalmente distinta a la que invitaba a bailar.
Vieron en la espesura del bosque esqueletos danzar al compás de la música,
 -Ellos no descansan en paz, por eso la noche aquí en Agua Turbia no  termina jamás. Eso ocurrirá cuando la princesa sea liberada –expresó Roberto.
-¡Parece la cenicienta y la manzana!- dijo Margarita
-¡No! ¡Qué bruta sos! Esa era Blanca nieves –corrigió Francisca
-¡Ah! Bueno, de todas maneras era un cuento
- ¡Por lo menos ya sabemos que se trata de una princesa!
-¿Y a Cachito que le pasa?
-¡No habló más desde que salimos! ¡Quedó duro!
Y así llegaron al castillo donde los esqueletos cubiertos con una capa color blanca  recibieron a los recién llegados.
-¡Bienvenido amo, lo estábamos esperando!- decían todos a coro.
_¡Le dicen amo! –dijo Margarita a su prima
-¡Si parece que el es el rey o una cosa así!
Inmediatamente Roberto caminó hacia donde había una silla muy grande y sentándose en ella dijo
-¡He recuperado mi trono! Ahora estoy nuevamente con todos ustedes.
-Señor hablo en representación de todos, queremos la libertad de nuestras almas.
-Eso ocurrirá cuando el maleficio termine. Entonces la noche se hará día y todo volverá a ser como antes. El ciclo de la vida  volverá a estar en Agua Clara.
-¿Francisca es Agua Turbia o Agua Clara?
-Creo que ahora esta Turbia
- Lo que no entiendo que hacia enterrado en el cementerio del barrio –Decía Margarita.
-¡Ha porque hace quinientos años Agua  Clara  llegaba hasta  la zona donde vivimos estúpida!
-¡Ah no me digas así!
-¡Silencio! – dijo uno de los esqueletos
Cachito empezaba a mover los ojos y darse cuenta de que algo había cambiado en su entorno.
-¡Mis súbditos! les diré- decía Roberto, o sea el rey - La maldición decía que yo despertaría el día en que la mujer abandonara su hogar, entonces ella sería la primera persona que yo viera en el punto exacto en el que nos encontramos. Donde el espacio y tiempo se unen. Donde definitivamente se encontraron el pasado con el presente, la dimensión tiempo, en una fábrica de quesos abandonada.
-Esa soy yo, porque él me encontró en ese lugar
-Súbditos míos… ¡Esa es la mujer!
La ovación fue terrible, Cachito se avivo que algo interesante pasaba en su entorno y decidió seguir asiéndose el tonto.
-¡Gracias muchachos! –decía Francisca - Aquí estoy para darles una manito con eso de que quieren descansar en paz. Ustedes dirán que debo hacer.
-¡Cállate un poco quieres! -le dijo Roberto bastante molesto-  Solo sonríe y no hables mas.
Cachito que era bastante pícaro y siempre fue muy buen observador, se dio cuenta que había un grupo que murmuraba muy secretamente.
También se dio cuenta que a el no lo veían. Raro porque si lo hacían con su madre y su tía. Pero él era invisible a sus ojos.
¿Qué tendría que ver nuestro protagonista en todo esto?
El tema que aprovechando que era invisible, pudo saber al menos hasta ese momento parte de la historia.
Estas personas decían que la noche no debería terminar jamás porque de esa manera el mal podía seguir dominando al mundo desde las tinieblas, de no ser así cuando se hiciera el día y luego la noche y todo volviera a la normalidad, el mal desaparecería de la faz de la tierra.
Pero no supo más.
Después fueron alojados en habitaciones para descansar.
Cachito decidió hacer todo lo contrario.
 Recorrió todo el castillo hasta llegar a lo alto donde había una habitación. Ingresó en ella y a través de una de las ventanas pudo observar un pequeño lago y en él una bellísima joven observándose en el agua.
 Bajó las escaleras y llegando al lugar, la joven no se sorprendió al verlo.
-¡Sabia que vendrías! –le dijo
-¿Quien yo?
-Si, eres tu el hijo de la mujer que vería mi padre al despertar de tan largo sueño. Estas aquí para terminar con el encantamiento
-¡Ah mirá! ¿Cómo es tu nombre?
-Mirella,
-Bueno Mirella, yo no sé si todo lo que estoy viviendo es real…
-¡Lo es!
-¿Y porque hay algunos de este lugar que no pueden verme?
-Lo sabrás a su debido tiempo
-¡Cuanto misterio tienen ustedes!
-Mi padre creyó que mi madre lo engañaba. Eso le hicieron creer. Fue cuando yo nací. Una maldición venida de los hombres del mal, para quedarse con Agua Clara y así de esa manera dominar el universo. Porque es aquí donde está el principio y el fin de las cosas. Sé que para ti es difícil de entender. Pero siguiendo con la historia, mi madre murió  al darme a luz y mi padre mando a matar al supuesto amante y a mí me confino a la oscuridad. Jamás volvería a ver la luz del día por ser fruto de una traición. Así fue que viví confinada en lo alto del castillo.
-¿O sea que el tipo ese que andaba con mi mamá es el rey? 
-Así es. ¿Cómo es que te llamas?
-Toni –ni loco le iba a decir su apodo
-Aquella noche se escuchó una vos. Seguidamente se hizo una luz muy potente que decía que mi padre moriría de tristeza esa noche por haber sido tan cobarde y no haber defendido a su esposa y su menor amigo. Por no haber sabido ver el mal .Que solo podría terminar con todo esto el día  mil ochocientos veinticinco con una hora veintisiete minutos y cuatro segundos en que mi padre se levantara de su tumba y en ese momento se encontraría con la madre de nuestro salvador.
-¡Que sería yo! ¡Yo soy el salvador! ¿Vos me estas cargando? Mejor me voy
-¡Eres tú! Solo si sabes lo que tienes que hacer todo se termina
-¡Ah no! Si estas pensando en que te de un beso como en los cuentos ni loco. Vos debes estar muerta como todos aquí
-Lo que sea deberás descubrirlo tú .Y hasta que eso no suceda, tu tampoco te podrás ir.
Y se marcho la princesa
-¡Y ahora! En la que estoy metido.  Encima lo tengo que investigar. Y si le tengo que dar un beso se lo doy, así  nos vamos de una vez.

Esa noche Francisca estaba tomando mate en la cocina, cuando apareció el odioso señor León
-¿Quiere un mate? Lo traje para el viaje. Lo llevo a todas partes sabe. Aunque nos quedamos dormidos y no pude tomar ni uno. Tómese uno bien calentito, le va a ser bien, tiene peperina.
El hombre la miraba con cara de asesino
Entonces entro Cachito y le quito el mate. Qué ante los ojos de León solo vio el mate que se deslizaba, ya que el joven era invisible a sus ojos
Este salió de allí rápidamente pensando que aquello era magia, producto de Francisca
-¡Que hiciste Cachito lo espantaste!
-Ese hombre es malo. Si yo no venia vaya a saber que te hubiera hecho Lo que paso es que el no puede verme.
-¿De verdad te importa que me pase algo?
-Como no me va a importar si sos mi mamá. Yo soy un desastre, pero no quiero que te pase nada malo.
-Mira vos, teníamos que venir hasta aquí para saber que aunque sea te importo un poquito.
-Yo te voy a sacar de acá mamá, y a la tía también.
-¿Que vas hacer?
-Eso no te lo puedo decir.

Francisca estaba conmovida por las palabras de su hijo,
Salió a caminar por los jardines
Cuando una vos le dijo
-¡A estas horas señora, usted caminando!
-¡Roberto sos vos! En mi casa a esta hora seria la noche. Momento de irse a dormir. Yo casi siempre aprovechaba la quietud de la noche para reflexionar, fue entonces cuando decidí  irme de la casa. Yo ya te conté.
-Si, me lo habías dicho. Quizás tú y yo en algo nos parecemos. No sabemos ver el alma de los demás. 
-En eso te equivocas. Cuando deje de ser ingenua y vi a mi familia lo que era, acepte sus defectos, entonces me fui.
- Estoy de acuerdo, no se puede cambiar a la gente.
-Sabés, mi hijo me dijo que me quería, bueno no lo dijo, pero yo me di cuenta
-¿Y porque no te va a querer Francisca? El es así, pero seguramente al tocar fondo, se dará cuenta de sus verdaderos sentimientos.

La encontró junto al lago. Pese a que las horas pasaban y siempre era oscuridad, sacaba cuentas si era de noche o de día.
Se le acerco sin decir nada y se sentó junto a ella
-¡Linda noche!
-¡No sé qué tiene de linda si ni las estrellas se ven! – dijo la muchacha- Desde que nací es la oscuridad más absoluta
Entonces el joven tomando el rostro de la joven la beso.
Se quedó esperando
Nada sucedió
La noche siguió igual, aunque el corazón de Cachito comenzó a latir de otra manera después de aquel beso.
Después volvieron a  verse, siempre antes de retirarse a dormir.
-Bastante turrito resultó ser tu viejo –dijo como de costumbre con su vulgar manera de hablar  y al mismo tiempo tan sincero - Mirá que confinarte a la oscuridad siendo una recién nacida
-¡No digas así de mi padre! --muy enojada -Pagó caro su error por no poder ver la verdad. El murió de tristeza al darse cuenta.
Y se marcho ofendida.


Al día siguiente Cachito, escuchó a los malos decir que debían encontrar la perla
-Cuando encontremos la perla, tendremos el poder absoluto
A Cachito se le ocurrió que podría matar  dos pájaros de un tiro. Salvar a los que amaba, incluso a la princesa y además obtener un muy buen dinero por dicha joya.
Así fue como recorrió todo el castillo. Reviso por todos lados, jardines, lago, árboles. No hubo lugar que no buscara. En los dormitorios de los malos, total a él no lo podían ver.
Decidió entonces hacerles la vida imposible. Así que junto a Mirella que era invisible como él, se divertían escondiéndoles las cosas o lo que es peor moviendo objetos.
León llego a decirle a su gente que por cierto estaban muy asustados, que Francisca era una bruja,por lo tanto todas aquellas cosas extrañas que sucedían era culpa de ella.
Cada vez que la veían, salían corriendo.

Pero Cachito continuaba buscando la perla, hasta que finalmente cansado de no encontrar nada se lo comentó a la muchacha, la cual le dijo
-No estamos en la tierra. Nos encontramos en un punto del universo, donde el equilibrio se encuentra en un punto exacto y eso tiene nombre,
-¿Y como se llama?
-Eso te corresponde a ti averiguarlo
--¡Que viva sos!
-¡Para que eres el elegido! Para descubrir la verdad
-Una ayudita. Porque vos si sabes
-Repasa paso a paso todo desde el principio. Analiza cada situación.
-CON LA AYUDA QUE ME DISTES, GENIAL. No me hubieras dicho nada es lo mismo.
Y se fue muy enojado. Mientras la princesa  reía.

Como ya sabemos el día no existe, pero si esta el tiempo. Por lo tanto nuestro amigo se paso setenta y dos horas y un poco mas pensando cual sería el secreto de aquella perla.
Pero antes de comenzar a meditar fue a ver al rey
-¡Que haces príncipe de las tinieblas! Si hubiera sabido que mi mamá se iba a encontrar con vos aquel día la llevaba a casa de los pelos.
-Lo mismo nos íbamos a encontrar, así lo dicen las escrituras
-¿Y dónde está escrito eso?
-Fue una vos que lo anuncio
-Así ya me dijeron. Necesito que vos me hables de aquella época. Tengo que resolver un problema y vos me podes ayudar.
-Es que eres tu él que lo tiene que resolver. Si no estamos todos confinados a la oscuridad Cachito.
-Así mirá. Si ya me había dado cuenta. Dale, empezá
-A mi me hicieron un mal, entiendes de que se trata. Dominaron mi voluntad
-Si en mi barrio todos van a la curandera. La vieja Sisi la llaman. Hace porquerías a la gente, cura el empacho, la culebrilla,…
-Bueno vendría a ser lo mismo. Solo que aquí, no sé quién fue.
-Fue León.
-¿Y tu como lo sabes?
-Porque yo los escuche hablar dos veces. Quieren que sea siempre de noche para dominar el mundo. Quieren la perla para que les de poder.
-¡Me lo hubieras dicho antes!.
-Bueno en realidad yo andaba buscando la perla para hacerme de unos pesitos para cuando vuelva
-Cachito aquí no vas a encontrar nada material. O es que no te has dado cuenta.
-Si la perla les da el poder para que la noche siga siendo noche y ellos pueden dominar el mundo, que perla tan particular. Porque la quieren tener si igual están dominando el mundo. En que cambiaria las cosas. A menos que si alguien la encuentra pueda romper con el hechizo.
-Así es muchacho, la perla debe permanecer oculta para que ellos puedan continuar con su poder.
-¿Y tu hija? Vos no la conoces. ¿No la querés ver,?¿ Tan malo sos  que no le podés pedir perdón por lo que le isistes?
-Es lo que más quiero hijo Pero no la puedo encontrar. Ella se esfumo en los confines de la oscuridad.
-Decís que ella no existe.Que está desaparecida en la nada.
-Así es muchacho.
Permiso, tengo que meditar.
Y así fue, como Cachito se puso a meditar durante muchas horas

-¿Y como fue que se hizo el hechizo?  -  se preguntaba Cachito - Porque los malos dominaron la voluntad del Rey, volviéndolo loco a tal punto que este desconfió de su esposa. Ordenó asesinar a su mejor amigo, creyendo que este lo había traicionado con su amada.
 Al dar a luz su esposa murió y el rey confino a la recién nacida a la oscuridad.
Después el rey murió de tristeza.
La oscuridad, la oscuridad, siempre la oscuridad, siempre es de noche, Mirella no conoce el sol.
A mí no pueden verme, será porque vengo de la luz. Pero a mamá y a la tía si la pueden ver.
 A Mirella no la pueden ver. ¿Cómo podrían descubrirla? No hay manera. . Qué pasaría si su padre la viera, si él le pidiera perdón, si el abrazara a su hija. Quizás el hechizo se termine y vuelva la luz. Sera que esto se trata del perdón, tendrá que ver con eso. Con el arrepentimiento del rey.
 Si ellos se encuentran se hace la luz, por eso ellos quieren tenerla antes de que ellos se encuentren. Aunque ellos ignoran que Mirella es invisible a sus ojos,por lo tanto jamás la podrán encontrar.
 Ése es uno de los misterios. O sea que la perla es Mirella. Y el único que puede verla soy yo, el elegido.

Entonces fue a buscar a la princesa
-Ven conmigo
-Adonde me llevas
-¿Estas preparada, para conocer la verdad?
-Confió en ti
-Bien, recuerda que todo lo que suceda ahora será porque yo abre descubierto la verdad, porque de eso se trata no es así.
-Si así debe ser.
-Bien, espero no haberme equivocado si no estamos todo en el horno.
-Entonces vamos -y dandole un beso a Cachito, el que quedo sorprendido y lleno de ternura, culmino diciendo -Estoy muy ansiosa por ver la luz.

El rey se encontraba sentado en su trono cuando Cachito apareció  en escena
-¡Eh vos, rey de las tinieblas! Porque es así como debo llamarte por haber cometido semejante crueldad  con una niña
-¿Que dice tu hijo? ¡Se hace el héroe! – dijo Margarita-
-¡No sé, pero escuchémoslo mejor!
-¡Creíste en lo que dijeron! No supistes ver el alma de los que verdaderamente te amaban. Confinaste a tu hija al dolor más espantoso que todo ser humano pueda tener.
Las dos mujeres se miraban sorprendidas
-¡Estoy arrepentido por lo que hice! –decía el rey - ¡Es por eso que estoy esperando una señal!
A todo esto los presentes no entendían con quien hablaba el rey.
-¡Mirella este es tu  padre! – Cachito estaba desconocido, parecía un héroe de película  -- ¡Majestad aquí está tu hija!
_¡Que dice!, ¡Parece que quiere hacer magia! – decía Margarita
-          -¡No lo sé! Pero este atorrante es capaz de hacer salir un conejo de una galera
Nadie podía ver a la joven. Fue entonces que en el preciso instante en que la joven llego a su padre y toco su rostro la joven dejo de ser invisible y Cachito también y una luz cayó sobre ella. Entonces la joven levanto sus brazos al cielo en señal de que ahora se había hecho la luz porque ahora el día era día y la noche era noche
Entonces los esqueletos se hicieron polvo y descansaron en paz.
Luego ella y su padre se abrazaron en el mismo momento en que este se convertía en un apuesto hombre.
Los hombres malos fueron destruidos por el día.
-¡Vos vistes eso! –dice- Margarita –¡Qué bueno que está!
- No sé a mi me conmueve la chica y todo lo que pasa aquí. No entiendo nada.
Pero León era difícil  de vencer, estaba allí de pie, desafiante

 Fue entonces cuando un ejército de brujas acudió en su ayuda y se llevaron la princesa.
 Pero otro ejército de hadas apareció en el cielo descendiendo de una nube y junto a Cachito persiguieron a los malvados.
Se trabaron en una lucha, mientras danzaban en el cielo.
Finalmente Cachito se trabo en lucha con León
Pero no pudo vencerlo, el malvado huyo con la princesa  y todas las brujas por detrás.
-Cuál sería el punto débil de este condenado - pensó- Si la luz no le hace nada.
Cachito continuaba meditando.
Si la luz no le hace nada, al igual que al rey,  a la princesa, a su madre y su tía y a el mismo quiere decir entonces que estaban en igualdad de condiciones.
 Mientras pensaba  observó a su alrededor. No lo había hecho hasta ese momento, como si de pronto despertara a la realidad.
Un paisaje de ensueño habitaba el lugar, había un lago, un jardín con flores y pájaros que jamás había pensado que podrían existir. Todo esto deleitaba sus ojos. Cuando de pronto un pajarito muy muy pequeñito le dijo.
-Has pensado bien. Están los que aun mucho pueden hacer a la luz del día. Pero tu estas aquí para vencer el mal. Y no sabes cómo hacerlo¿ No es así? Por lo tanto Iras al bosque. Allí en una casa se encuentra una anciana. Ella te espera.
Y después el ave se fue volando.
Y fue Cachito al bosque. Encontró la casa. La puerta se abrió como si lo estuviera esperando.
-Pasa muchacho, no tengas miedo – dijo una anciana muy viejita y tan pero tan pequeñita  que apenas se veía.
Nuestro amigo no emitía palabra.
-¿Has podido ver muchacho? - preguntó la mujer – Me refiero a la realidad que te rodea.
- He visto el mal, también la luz –contesto Cachito
-Bien, pero está faltando algo –afirmo la mujer
-Las cosas siguen igual, León se llevo a Mirella. No hay como vencerlo, ni siquiera la luz lo destruyo
-Es que a León no lo vencerá la luz natural, porque él está en igualdad de condiciones que todos los que quedaron.
-Sí, de eso me di cuenta. Por eso estoy acá
-Piensa, León quiere a la princesa para continuar teniendo el poder extorsionando al rey. Ninguno de los dos tiene ejército. Solo una muchacha.
-Si de eso también me di cuenta. –contesto Cachito ya un tanto molesto
-No te impacientes – prosiguió la anciana- Tu estas aquí porque solo yo sé donde se encuentra la guarida de ese malvado
-¡Oh! Hubieras empezado por ahí
-Ven, sígueme- La viejita corrió unas cortinas dejando ver a través de un ventanal muy grande el paisaje del lugar- Arriba de aquellas montañas se encuentra la princesa.
-Eso es muy alto ¿Quien va  a subir?
-¡Tu!
-¡Yo! -exclamo el joven –¡ Pero no se de que manera!
-Te llevará polluelo. Y al llegar arriba te estarán esperando las hadas.
-¿A caballo? Eso es peligroso
-¡No es un caballo Cachito!
-Si no fuera porque quiero salvar a Mirella y regresar con mi familia a casa no sé si estaría aquí.
-Estas aquí porque necesitas ayuda. Todos en algún momento necesitamos del otro. Qué nos abran una puerta. Solo que hay que saber entrar por ella a tiempo, porque cuando se cerró te quedarás siempre  en el mismo lugar y te convertirás en nada.
-¿Vos crees que yo pueda hacerlo?
-Comienza a transitar ese camino y después todo se dará
-¿Y cuando me encuentre con León que hago?
-Tranquilo, no pasara nada malo. Solo sube la sima de la montaña y después verás.
-Y no sería mejor que me volviera invisible como antes. Sería más fácil vencerlo. El no me ve…
-¡No! Eso sería como actuar desde las sombras. Ahora debes trabajar.
-Antes de irme, puedes decirme tu nombre.
-Mi nombre es solo el que tú puedas ver a través de mis palabras.
Y así Cachito salió de la casa y espero a polluelo,
Había pasado un rato y ya se empezaba a impacientar cuando un ruido en el cielo produjo un estruendo.
Allí ante el estaba polluelo.
Era un pichón de vaya a saber que Ave. Un gigante. Tan grande era polluelo que apenas si Cachito  podía divisar que estaba en su lomo agarrado de una  pluma cuando este con el pico lo subió.
Comenzó a remontar vuelo aleteando tan fuerte que produjo una tormenta de viento. Como si fuera un huracán todo se movió en aquel momento.
Cachito ya no sabía de dónde agarrarse. Pero de pronto se hizo el valiente, saco coraje y dijo
-¡Adelante polluelo, vamos a rescatar a Mirella!
Y así fue que llego a la mitad de la montaña.
Después comenzó a caminar.
Las hadas no estaban
-Esto ya no me está gustando nada.
Tras haber caminado un buen rato, de pronto…
-¡Lograste llegar!
León apareció tras una piedra
-Bien León tenemos que solucionar esto de una buena vez – dijo Cachito desafiante- Tú que propones.
-¡Que te vayas por donde viniste!
-¡Ah no! ¡Eso si que no! Yo vine por Mirella y no me voy sin ella
León lo soplo y este fue a parar de traste unos metros más atrás
-Tiene poderes el maldito y ahora…
Mágicamente apareció la anciana envuelta en una bola de luces multicolores y rayos de luz como los de un arco iris
-Ahora es cuando deberás subir a la cima de la montaña
--Polluelo me dejo a mitad de camino
-Así es. Ahora te corresponde a ti continuar en el camino ¿.Estas listo?
-¡Y si no queda otra!
-¿Ves ese sendero? Sube por el hasta llegar a un descanso y luego espera.
Cachito subió con mucha dificultad entre piedras que le hacía imposible avanzar. El precipicio a un costado en una parte del camino lo hizo pensar si continuaría con el viaje. Pero atrás estaba León y adelante la princesa y la libertad de su familia. Continuó temblando de miedo, respiro profundo, fijo su mirada en un punto fijo y continuó.
Llego a un lugar donde todo era hielo. Miró a ambas lados, luego hacia atrás, no había nadie. Entendió que estaba solo. Qué debía continuar su camino. Y así lo hizo, resbalando y temblando de frio. Aprendió a relajarse y a continuar con su mirada en un punto fijo.
El siguiente camino que debió transitar estaba lleno de alimañas, arañas y serpientes por todas partes. Debió luchar contra ellas buscando senderos que no fueran tan peligrosos. Y así de esta manera logro avanzar cada vez mas.
Esto termino cuando llego a otro descanso donde se encontraba  un paisaje con un lago, aves y flores que jamás había visto. Cómo aquel día en el castillo. También estaban todas las hadas. Entonces el ave pequeña que posaba en una flor le dijo.
-Falta poco para que culmines tu viaje en el tiempo.
-¿Quieres decir que estoy en otra dimensión?
-Estas en un lugar de tu mente en que  tiempo y espacio, así como  las cosas que te rodean, solo tú puedes dominar.Y recuerda siempre que las hadas guían tu camino,.Ellas toman diferentes formas, aquellas que jamás te imaginas
-¿Que mas debo hacer?
-Ahora debes atravesar esa puerta. No sabes lo que hay del otro lado. Puede haber luz o oscuridad. Un precipicio o un camino. El bien o el mal. Piénsalo, lo que sea lo deberás enfrentar. ¿Estás preparado para abrirla?  Tú no me conoces. Puedo ser tan solo un ave. O puedo ser otra cosa. Tú decides.
-Creo haber entendido – dijo nuestro amigo – Tu eres el destino.

Entonces el ave se hecho a volar. Y Cachito abrió la puerta y del otro lado se encontraba  una joven  a la que nunca antes habia visto, su madre, su tia, un hombre que era tambien extraño para el y la anciana. que se encontraba bastante apartada de ellos
-¿Como te encuentras hijo?- preguntó su madre, una distinguida dama de la sociedad, que se encontraba a los pies de su cama junto al resto de las personas, , -el doctor Roberto Saenz ha estado pendiente de tu salud
-¿El doctor? 
-Si hijo... tu psiquiatra
-¿Has olvidado mi niño porque estas aqui?- pregunto su tia, también ella es una distinguida dama
-No... no me acuerdo de nada y... ella... la chica?
-Ella es la asistente del doctor- contesto su madre-¿Pero de veras no te acuerdas?
-No... No se si quiera acordarme
-Lo importante es  que has regresado
-Si - dijo la joven- bienvenido
-Yo no se de que se trata esto, pero lo que sea estoy muy confundido. Me siento como si hubiera soñado
-Has estado aislado del mundo, durante años vivistes en una isla imaginaria, en un lugar que te mantenia alejado de la realidad.Quizas puedas recordar lo que vivistes.
-No,No creo que pueda hacerlo
-Hijo - dijo la distinguida dama- Tu mirada estaba perdida. No hablabas. Teníamos que insistir para alimentarte. Como si no escucharas y no vieras a a los que te rodeaban.Como si algo muy malo se hubiera apoderado de ti.
-Y eso sucedió cuando fuimos al castillo-dijo su tía-
-¿Al castillo? pregunto´el muchacho sorprendido
-Si aquella época en Punta Lara, el castillo de Agua Clara, Herencia de la familia.-continuó diciendo su madre.
-Dijistes Punta Lara. Agua Clara- comento el joven, sin preguntar.
-Así es muchacho - dijo el medico- Quizás te sorprendas, pero sucede que has borrado todo lo vivido en aquella epoca. Algo sucedió, una emoción muy fuerte seguramente.
-Osea que yo he sido algo asi como un experimento
-No se porque nunca me aceptastes hijo. No te gustaba nuestro estilo de vida. Mi manera de hablar, de pensar. Eso siempre nos separo.
-¿Y además de todo eso que otras cosas pasaban?
La mujer obserbó a su hermana y continuó diciendo
- En aquella época todos peleaban por la herencia
-Y era una familia muy grande dijo su tia
-¿Y Mirella?
-Mirella es una leyenda que habita el castillo.Según dicen ella vaga por las noches- Comentó su madre
-¿Pero como está eso? -preguntó su tía- ¿Puedes acordarte de una leyenda? ¡Esta muy raro todo esto!

-Ya es suficiente por hoy- dijo el médico - no perturbemos al muchacho. Ya habrá tiempo para que hable Es mejor dejarlo descansar. Lo importante es que ha regresado.

Y todos se retiraron dejandolo solo en la habitacion

Entonces el joven dirigiéndose  a la anciana que se enconraba obserbando y la que era invisible ante los ojos de los demás, le pregunto
¿Y León donde esta?
-A pues él se quedo en el camino. Tu lo superaste en tu andar.
Y desapareció
A la mañana siguiente una suave brisa lo despertó, Había en sus manos una rosa tan bella como jamás se halla visto, en cada uno de sus pétalos unas letras decían Gracias, entonces, el joven que habia permanecido en la cama durante años, se levanto, y fue al jardin y alli el ave pequeña voló por ultima vez muy cerca suyo y se fue  en una hermosa mañana de primavera.


Fin












PAISAJE

En esta tarde de abril, lluviosa y triste, 
Camino por el parque, el mismo que te ve pasar y detenerte dejando que el suave sol del otoño acaricie tu rostro aspirando el aire con olor a pino, donde juegan los niños a esconderse, por donde pasa la extraña señora que es testigo de mis lagrimas, las mismas que jure jamás derramar, sin embargo, lo estoy haciendo porque estoy frente a vos y no puedes verme.
La señora me sigue mirando, los niños siguen escondidos, hoy no hay sol, solo el cielo derramando lagrimas que se confunden con las mías.
El paisaje de este otoño es tan extraño como imposible, estamos, sin saber si somos un reflejo del tiempo, no hay nadie, solo nosotros, que salimos a dar una vuelta en esta tarde gris perdida en alguna extraña dimensión, como si estuviera superpuesta con la otra realidad de un día común y soleado cubierto con los habitantes de la ciudad, sin embargo, estamos allí, en algún lugar de este paisaje paralelo al tuyo.
Mientras, deambulamos en el paisaje de lo desconocido, te veo caminar en el parque, en el mismo día soleado, dejando que el sol del otoño acaricie tu rostro, aspirando el aire con olor a pino, mas no puedes vernos, porque estamos…del otro lado del parque.

 


jueves, 3 de diciembre de 2015

OLVIDO

Soñaba que vendrias
en una tarde gris,
de esas,
en que el viento
convierte en polvo el olvido.

DESPEDIDA

Te deslizas suavemente entre las piedras.
Llegas y te vas.
Tu voz es apenas un susurro
que llega hasta mi alma
Diciéndome en esta despedida
que ya no volverás, porque te has ido,
 Ya no estas.
Solo queda tu lenta agonía


en este adiós que te lleva la vida.

viernes, 9 de octubre de 2015

LA SEÑORA BROWN



EL MENSAJERO
El viaje en tren fue agobiante. Descendí en el andén de la ciudad de Santa Clara que  curiosamente tiene nombre de mujer. Está rodeada de montañas y en su paisaje otoñal la niebla ya se hace presente en esta época del año. Las construcciones de las casas son tan antiguas que pareciera que el tiempo no hubiera transcurrido.
El frio me cala hasta los huesos, bajé el ala de mi sombrero y envolví mi rostro con la bufanda, ni mi sobretodo largo ni mis guantes podían resguardarme del clima del lugar. Caminé rápido, quería llegar lo antes posible a la casa de la señora Brown, seguramente allí me darían café caliente y descansaría un rato del viaje.
En el camino pude observar mucha gente mayor, supuse que los jóvenes se habrían ido a la ciudad a estudiar o a trabajar como sucede en los pueblos o ciudades chicas.
Según supe la familia Brown es una de las más ricas del pueblo y la más antigua, ya que fueron unas de las fundadoras, además de ser una familia numerosa.
Antes de emprender mi viaje trate de saber algo mas de ellos y me contacte con una persona conocida de Santa Clara, la que me dijo que la señora vive sola en su casa, y es visitada diariamente por su familia. Quedó viuda hace algunos años y desde entonces no se la ve.
Según cuentan ella y su esposo estaban distanciados tras la muerte de su hija Sara, que perdiera la vida en un viaje, lo que paso a ser un misterio del que nunca mas se habló.
Cuando el señor Brown enfermó su esposa no lo cuidó, ni lo lloró en su muerte. Es por esto que mi curiosidad por llegar y conocer a esta mujer me invade cada vez más.
Un llamador con la imagen de un león es presionado por mis manos una y otra vez en la antigua puerta de algarrobo, imagino cuando fue la última vez que atravesó el umbral, es entonces que me atiende una mujer que por su apariencia presiento que es una empleada.
La casa huele a viejo, a humedad, el empapelado de las paredes ha perdido su color con el paso del tiempo. Ya en la sala puedo observar que esta decorada con muebles de época, un piano parece olvidado en un rincón de la sala, como si nunca mas las manos de una mujer volvieran a acariciar sus teclas y lo que si me llama la atención que hay solamente un retrato, me detengo ante el y lo observo, los ojos de la joven allí retratada no me son desconocidos.
El hogar esta encendido, muy cerca de el esta Clara Brown, sentada en una mecedora. Una manta cubre su falda. Observo sus cabellos blancos y sus hermosos ojos azules, huele a jazmines y me da la sensación que es suave como el terciopelo. Me sonrie, su voz apagada me invita a sentar. Huelo a chocolate caliente que viene de la cocina, me quedo mirándola, la mujer me ha cautivado con su belleza otoñal y por un momento trato de imaginarla joven.
-No acostumbro a recibir a nadie-me dice-pero tratándose de usted.
-Señora, no voy a quitarle mucho tiempo-la empleada me sirve el chocolate al que saboreo con placer, no se si por el frio o el cansancio, pero realmente esta delicioso.
-Señor, recibí su carta, recuérdeme su nombre por favor -quizás había olvidado mi nombre o lo hacia para asegurarse que realmente era yo quien le había escrito.
-Vergé, Simón Vergé señora.
-Usted ha venido a traerme noticias de mi hija Sara. La debe conocer bien -se quedo en silencio, pensando, con la mano derecha apoyada en su corazón
-¿Sabe lo que paso entre nosotras?-
Con un movimiento de cabeza le dije que si.
-¿Entonces sabrá que no la pude perdonar? - me miró y comprendió que yo sabía todo, aunque era obvio que ignoraba una parte de esa historia - Voy aconfesarle un secreto que llevo guardado hace más de veinte años y usted ha venido a ponerle paz a mi alma. Cuando paso todo aquello le pedí que se fuera de la casa y así lo hiso. Su padre jamás me lo perdono -mientras me dice todo esto, su mirada esta perdida en el tiempo, da la sensación que no esta aquí.  Y continuó diciendo -Nunca más me hablo y nos amábamos, pero aquello destruyo su amor.El consentía a Sara, era su luz.Cuando supo que se había marchado no dijo nada, solo me miro, sus ojos...ya no eran los mismos, me dio la espalda y camino vencido hacia el jardín ...y allí se quedo,entonces... yo entendí.
Se levanto con dificultad.Se detuvo ante al cuadro.
- Es ella, se habrá dado cuenta. Tenia dieciséis años ¿Sabe? los jóvenes de hoy son diferentes, vienen y van, no dan explicaciones. Son otras épocas. Antes esta ciudad era muy moralista….y yo también. Entonces mi corazón estaba lleno de odio- la ayude a que se sentara nuevamente- después mis hijos crecieron con la imagen que yo quise que tuvieran de Sara, dije que se había ido de viaje, días después… que había muerto  -se quedo callada un instante-  No hubo tumba…ni preguntas señor Vergé, sólo el silencio.

Un silencio gélido se hizo entre nosotros, avergonzaba y dolía, no podía creer que una mujer tan dulce albergara tanto odio en su corazón, al punto de crear semejante mentira. También entendí porque se decía que Sara había muerto hacia veinte años.
-Ya sabe mi secreto señor Vergé, mentí su muerte. Debí haberla perdonado, eso pienso hoy, al fin y al cabo era mi hija….y la amaba.
-Señora Brown -me quedé mirando la alfombra roja que estaba bajo mis pies, me quedara por siempre en la retina de mis ojos como el recuerdo de aquel momento que me toco decidir - le traigo noticias de su hija, ella me pidió que la viniera a ver.
-¡Como esta ella señor Vergé!  -lo dijo descargando toda su emoción y su culpa contenida durante tantos años.
-Bien muy bien señora.Ella tiene una familia, se caso, tiene dos hijos, mire aquí están sus fotografías -con torpeza las saque de mi billetera y se las di- son sus nietos, el muchacho es Tomas y la niña Clara como usted, puede quedárselas.
La mujer tomo las fotos, sus manos temblaban mientras sus ojos miraban sorprendidos una y otra vez las imágenes.
-¿Y va a venir, que le dijo?-su vos sonó como un susurro
-Si señora va a venir  -me quedé en silencio  -si usted quiere
-¡Dígale…! Que me perdone!!!  -le costó decirlo, le costó romper con su orgullo, me di cuenta que no le quedaba mucho tiempo de vida y se iría con la ilusión de que su hija un día entraría por aquella puerta.
-También me dio esto para que le entregara -saque de mi bolsillo una medalla y se la di. Entonces la anciana no dijo mas nada, solo rompió en llanto.
Salí de la casa dejando a Clara Brown con una esperanza, con el alivio de haber perdonado a su hija. Creo que hice lo correcto y no me arrepiento por ello.
La puerta se cerró tras de mí y comencé a andar en la noche fría de esta ciudad a la que nunca más regresaré.

Mientras voy camino a la estación de tren, recuerdo aquella tarde de otoño, en la que en mi consultorio repleto de gente, me avisan que en la guardia del hospital, donde trabajaba como medico clínico, había una mujer descompensada, deje todo y me dirigí allí rápidamente.
Era una mujer joven, vestía un tanto llamativa y su maquillaje era exagerado, estaba desmayada y las enfermeras estaban reanimándola. Volvió en si y fijo sus ojos en mi, se la veía dolorida y angustiada, no dijo nada, le tome el pulso y le pregunté-
-¿Cómo se llama señora?
-Fara Nohach
-¿Ese es su apellido?-pregunté
-¡n.o.h.a.c.h! –deletreo mientras se quejaba de dolor-¡Siempre lo hago es que nadie entiende!
-¡Tranquila, tranquila! -dije-edad
-Treinta y ocho años doctor-
-Bien,¿ qué paso?  dígame.
-Vine porque tengo un fuerte dolor en el estomago… me desmaye al entrar, es la primera vez que me pasa algo así.
-Voy a darle algún calmante y le haremos algunos estudios –además de hacerle las preguntas de rutina, la mujer se marcho  con la promesa de volver para hacerse un chequeo.
No se porque me quede pensando en ella. Ya en casa por la noche se hacia presente su imagen contradictoria, por su manera de vestir  tan vulgar y su manera de ser refinada y distinguida. Aunque fue poco lo que hablo, se le notaba. Días después mi trabajo continúo con su rutina. Mi vida tranquila y solitaria, enviude hace años y solo recibo en navidad la visita de mis hijos y nietos que viven bastante lejos
Ingresé al hospital y la vi sentada en la sala de espera de mi consultorio. Estaba mucho más demacrada que aquel día que la atendí, pero se podía notar que era una mujer todavía muy bella.
Había otros pacientes antes, los atendí pensando en ella, no podía sacar de mi mente su imágen, hasta temí que se cansara y se fuera.
Sin embargo esperó.
Antes de hacerla pasar, revise los estudios que estaban junto a su carpeta médica, lo que vi fue lo ultimo que me hubiera imaginado, estaba muy enferma y tenia que ser yo quien se lo dijera.
¡Como hacerlo! En todos los años que llevo como médico jamás me paso algo así. Siempre fui firme y duro a la hora de tomar decisiones y de enfrentar a los pacientes en situaciones como esta, pero ahora flaqueaba sin saber que me estaba sucediendo.
Como lo hice durante años, parado en la puerta del consultorio y la carpeta en la mano pronuncie su nombre, solo que esta vez me sentía como el verdugo que va a dictar sentencia de muerte a una inocente.
Ella paso inmediatamente y se sentó frente a mi, no me miraba, eso me llamo la atención, sus ojos estaban fijos  en el escritorio, como perdidos.
-Señora-dije- los estudios no han dado buenos resultados…..pero un tratamiento…no…-titubeaba tanto que ella clavo su mirada en mi y casi molesta me dijo.
-¡Me estoy muriendo! dígalo doctor, ya no hay mas nada que hacer-se levanto para irse.
-¡Déjeme hacer algo por usted! déjeme ayudarla-casi le suplique.
-¡Mejor preocúpese por los pacientes que todavía tienen buena salud! no pierda el tiempo conmigo -Salió dando un portazo. Quedé tan angustiado, no había podido manejar la situación pese a la experiencia de tantos años.
Pasaron tres días y no hice otra cosa que pensar en ella. No podía dormir.  Observaba por el ventanal la noche oscura y fría, trataba de imaginar en que lugar de la ciudad se encontraría, que estaría haciendo, como estaría viviendo sabiendo que eran sus últimos momentos.
A la mañana siguiente tome la dirección de su carpeta médica y me dirigí a su casa.
Era un barrio casi a las afueras de la ciudad, no me pareció tan desagradable salvo algunos rostros que daban temor y era mejor no mirarlos por las dudas. La casa era antigua y bastante arruinado el frente. Llamé a la puerta y me atendió una muchacha muy humilde, se notaba por su forma de vestir y porque parecía darle pudor mi presencia ya que agachaba el rostro cada vez que me hablaba. Le pregunto por Farah, a lo que me contesta.
-Ella está descansando, no sé si quiera atenderlo, no se ha sentido bien últimamente.
-Dígale que un amigo quiere verla, solo dígale eso.
-Justamente señor, ella dice que a los amigos no los quiere ver, no quiere ver a nadie.
-Mire, yo soy su medico, todavía puedo hacer algo para que ella este mejor, déjeme pasar, no le diga nada, solo déjeme pasar.
Pareció iluminársele el rostro, como si mi presencia le diera una esperanza. Me llevó a su habitación. Tenía muebles demasiados viejos, todo se veía limpio, impecable, había flores en una mesa pequeña y eso le daba un atractivo especial al lugar.
La vi desde el umbral, me saque el sombrero, parecía dormida y a la vez entregada, sentí piedad, además de unos deseos enormes de abrazarla y protegerla, me acerqué y abriendo los ojos me dijo.
-¡Que terco es doctor! No pierda el tiempo conmigo, mire que venir hasta acá y dejar a sus pacientes por mi -su vos se escuchaba cansada.
-No señora ,no se la crea. Solo pasaba. Además hoy no tengo consultorio –lo dije casi sin pensar, a lo que ella sonrió por primera vez y llamando a la muchacha le pidió que me trajera un té porque estaba muy frio y también una copa de licor.
-No quiero morir en una sala de hospital. Sola. Rodeada de enfermos y médicos. Además las enfermeras me caen mal. Prefiero que sea así, acá en mi casa -sus ojos se llenaron de lágrimas-¿Qué se puede hacer por mi?  -y su llanto me desgarro el alma -  Ya esta doctor solo hay que esperar.
-Lo que se puede hacer es luchar- le dije
-¡Luchar! ¿Porque, por cuanto tiempo?
-El tiempo no lo se. Meses, talvez uno o dos años, pero no ahora,  -lo dije con la esperanza que aquella mujer se pusiera de pie y luchara por el tiempo que fuera. Pero no así entregada, así no me decía y tenia que convencerla.
-Hay que irse con dignidad verdad doctor. Luchando, eso me quiere decir,-se quedo mirando el ventanal que ofrecía unos rayos de luz de una mañana soleada- ¿Sabe qué? Prométame…¡ pero míreme! prométame que cuando llegue ese momento, no será en el hospital, en cualquier lugar menos allí.
-Se lo prometo. Voy a cuidar de usted, no se porque lo hago, pero…
-El destino doctor tiene cosas inexplicables. Usted no sabe nada de mi, sin embargo esta aquí. Hay algo que las personas no podemos manejar. Las cosas solo pasan porque tienen que pasar. –sonrió y eso me hizo sentir que yo era su destino tal como ella acababa de describirlo.
Fui su sostén. Cuidaba de ella como si fuera mi mas preciado tesoro.
La acompañe en su tratamiento. Pase noches a su lado cuando estaba internada. En su casa junto a Carola la joven que vivía con ella desde que la encontró deambulando en las calles, muerta de hambre y de frio, desde entonces fue su inseparable compañía, su perro fiel, se sentía agradecida y verla así la ponía muy mal.
Estábamos sentados en uno de los corredores del hospital, mientras esperábamos uno de esos tratamientos que le hacían y mirándome por primera vez a los ojos me dijo  -Se va a morir-  no sé si  fue una pregunta o una afirmación, el tema que me helo el alma, que seria de nosotros cuando eso pasara, yo sentía  que me estaba enamorando de aquella mujer, que  la amaba en silencio y así seria siempre, no quería herirla, ni ofenderla con la mínima insinuación de mis sentimientos hacia ella. No le conteste, creo que ella lo comprendió.
Una vez me dijo que Sara la cuidaba como si fuera su madre, no permitía que nadie se le acercara, temía que la lastimaran.
Salíamos a caminar por el parque cuando ella se sentía un poco mejor. Fueron buenos días para ella, sonreía y su semblante se veía bien.
Jugaba como niño con las hojas secas pisándola con sus zapatos, escuchando el sonido que hacían al romperse.
La tibieza del otoño nos envolvía en aquellas mañanas de sol. Hablamos de todo durante horas, menos de nosotros, no sabíamos quienes éramos, pero estábamos allí, acompañándonos.
En ese tiempo nadie la vino a ver. Realmente estaba sola. Lo que me llamo la atención es que se vestía con discreción y ya no se maquillaba, obviamente no le pregunte porque el cambio.
Fue una de esas mañanas en que caminábamos por el parque en que me dijo.
-Soy prostituta - lo dijo así ,simple y sin titubeos, como si tuviera que confesarlo porque era su obligación. No me sorprendió, solo moví mi cabeza como haciendo un gesto de que no importaba, pero ella insistió
-Es importante para mi que lo sepa. Usted es transparente, en cambio yo tengo mucho de que avergonzarme. Este es un sentimiento que empecé a tener desde que lo conocí y no se porque, usted no se merece que yo le oculte quien soy, al final de cuentas a estas alturas me hace bien decir lo que llevo dentro.
-No tiene nada que decir, yo jamás le pregunte nada, la acepto con sus silencios – realmente así lo sentía, no me importaba su pasado solo que ella estuviera bien.
-Usted me ama –otra vez esa facilidad de decir las cosas y yo sentí pudor por este sentimiento que quise ocultar porque a mis años enamorado de una mujer joven y hermosa, además, no quería que ella malinterpretara mis sentimientos – Sí, me ama, solo un hombre enamorado hace estas cosas y puedo sentirlo. ¡Sabe que yo nunca quise a un hombre! No sé lo que es amar, ve porque le digo que uno no puede escapar de su destino, uno es lo que es,.
- ¡Farah…! -no me dejo decir mas.
-Mi nombre es Sara Brown… cambie mi identidad cuando empecé a deambular por la vida  - nuevamente me sorprendió - Tenia dieciocho años cuando me fui de mi casa. Mi madre me pidió que abandonara el hogar, no pudo aceptar que yo fuera tan libertina. Creí que con el tiempo me buscarían pero no fue así y como yo se quien soy jamás me aceptarían, así que yo tampoco hice nada para recuperar mi familia.
Hasta que mi madre se diera cuenta de quien era, tuve varios amoríos en una ciudad pequeña, casi un pueblo, con mentalidad y prejuicios de la época.
A mi casa venia un amigo de mi padre, un joven casado, con dos hijos. Yo empecé a seducirlo hasta que logre lo que quería. Mi relación con el duro dos años. Me tuvo que compartir con otros ocasionales, a los que tenia cuando se me antojaba.
Yo era muy atractiva. Mi madre quería que tuviera novio, claro ella ignoraba lo que pasaba. Pero un día mi amante enloqueció y me reclamo mis aventuras, a lo que yo con toda mi insolencia le respondí que el no tenia derecho porque estaba casado.
No tuve piedad, me negué a seguir viéndolo.Mientras tanto yo seguía mi vida amorosa con otros, como siempre. Una noche el se estrello con su auto y su esposa que ya sospechaba se vino contra mi y con ella las amistades de mi familia. Mi padre me defendía, pese a que yo no se lo negué, pero el decía que yo merecía una oportunidad. Mi mamá no quiso, enfurecida me pidió que me fuera de la ciudad, creo que de alguna manera ella también cuidando el buen nombre de su familia, cuidaba también sus finanzas, que dependían del resto de los integrantes del lugar.
Así fue que me alejé. Creo haber visto la imagen de mi padre por última vez desde la ventana, tenía otros hijos y no podía arriesgarlos por mí. Supongo la vida que habrá llevado al lado de mi madre, el rencor no los debe haber dejado vivir.
-¿Quiere regresar? -pregunté
-¡Ahora que me estoy muriendo! no doctor de ninguna manera. No lo hice antes menos ahora. ¿Para encima ser una carga para ellos? ¿Sabe? Desde que lo conocí acepte mi destino. Usted ha sido la única persona que me amo tal como soy, la única persona que me cuido sin pedir nada a cambio. Camina orgulloso de mi brazo y eso me ha hecho sentir que se puede ser digna cuando uno se lo merece claro y yo no se si por mi enfermedad o por que pero usted se acerco a mi y siento que algo bueno paso en mi, quizás usted sea un ángel que me ayudo a redimirme - y sonrió.

Sara lucho, tuvo una mejoría en la que le permitió disfrutar de las cosas simples. Largas caminatas de mi brazo. Ir a pasar el día al campo junto a Carola. Cultivó plantas y las vio florecer. Sobrevivió el cruel invierno y la tibieza de la primavera con su paisaje en flor la vio sonreír  feliz.
Visitamos a mi familia en la playa. Compartimos con mis hijos y nietos aquellos días felices.
Mis hijos creyeron por su manera refinada y culta que tenia que era una médica del hospital y algo pasaba entre nosotros, no los contradije, deje que lo creyeran
Hubo algo entre mis hijos y yo que no sucedía hacia tiempo ya que los veía solo en navidad. Me di cuenta que Nicolás todavía tenia las mismas costumbres al levantarse, se sentaba a desayunar sin siquiera haberse lavado la cara y peinarse, algo que yo siempre reproche. Sebastián seguía mascando chicle y los pegaba bajo la mesa , recuerdo como me enojaba y se los hacia sacar. Vi mis nietos con cada una de sus mañas y travesuras.  Costumbres de la  rutina que tiene una familia. Fueron buenos días en los que me reencontré con mis seres tan amados .
Sara no conocía el mar, la vi caminar por la arena con sus pies descalzos. Había algo en ella que hasta me parecía ingenuo, lejos de ser el demonio que ella misma se autodefinió.  Fueron  tiempos  de bendiciones en la vida de Sara, ahora se podía decir que estaba en paz con ella misma.
Cuando comenzó a decaer entendió que se acercaba el final, entonces me dijo.
-Hay un tiempo para todo. Tiempo para equivocarse y tiempo para redimirse, para  asumir las culpas y pedir perdón, para vivir y para morir -y sacando la medalla que llevaba en su cuello dijo -llévele esta medalla a mi madre y dígale… que le pido perdón.

Sara Brown se fue una tarde de verano, en su casa como se lo prometí.
Vi  por última vez la imagen de Carola, despidiéndola en su última morada. Sola con los recuerdos como lo hace una verdadera amiga y aunque ella no lo sabe la dejo heredera de su fortuna ,que le corresponde en Santa Clara. Tengo en mi poder un testamento que hare valer cuando corresponda.

Caminé por las calles bañándome en nostalgia, buscándola en cada lugar que estuvo, en el suelo que piso, en los arboles que la cobijaron con su sombra y en la arena blanca que acaricio sus pasos. Una brisa suave acarició mi rostro, supe que era ella acompañándome en cada momento de mi existencia. Miré el cielo donde dicen que se van los mortales, entonces no vi oscuridad, solo su luz que me envolvió y estará siempre donde quiera que valla.
 Ahora estoy aquí en la estación de Santa Clara. La casa de la señora Brown ya no se ve, pienso en el destino que me llevo a estas dos mujeres en el que de alguna manera fui el mensajero de una mentira, porque las fotos que le di son de mis nietos, solo la medalla fue de Sara, pero estoy tranquilo, esa mujer se quedará con la esperanza de que algún día la volverá a ver y que las dos se perdonaron.

fin

Es Ficción

ESTELA CARUSO jaeltete