Así pasaron veinticinco años, hasta que un día la hierba
prendió nuevamente y los campos se tiñeron de verde.
Fue en la primavera que llego Margaret hija de Laura Miller
y Julio Iturralde, junto a su esposo y sus pequeñas hijas Francisca y Berta.
Nuevamente la mansión cobro todo su brillo y esplendor. Volvió
hacer lo que en otras épocas, producía riquezas y daba trabajo a mucha gente.
Los problemas no tardaron en aparecer ya que Margaret era
sobrina de aquellos seis hermanos que quedaron embroncados junto a su madre por
la unión de los jóvenes, que se fueron y no se supo más de ellos.
La anciana vecina se fue de este mundo esperando el regreso
de su hijo que jamás se produjo.
Dos de ellos, ya mayores por cierto, la encontraron una
mañana en el pueblo, cuando a esta y a la pequeña Francisca la vieron salir del
médico. Alguien les dijo quien era y no tardaron en presentarse.
Al hablar con ella se dieron cuenta que había pasado mucho
tiempo, como para que hubiera todavía viejos rencores. Además la muchacha y la
niña estaban ajenas a todo lo sucedido.
Supieron que su hermano y su cuñada habían muerto en un
accidente, la joven Margaret se emociono al verlos y dicen que hubo un abrazo
con sus tíos que las personas que pasaban no dejaron de lagrimear.
Así fue como las dos familias comenzaron a visitarse y
vivieron en armonía durante mucho tiempo.
Algo había en aquella mansión que la gente no podía ser
feliz, Margaret enfermo, a medida que pasaba el tiempo estaba cada vez peor, su
esposo era un hombre bueno y compañero, estaba todo el tiempo a su lado.
Sufrió dos años,
viajaba a hospitales donde le hacían curaciones, luego regresaba porque el
clima de allí era bueno, pero ella no mejoraba.
Berta y Francisca veían sufrir a su madre, los Iturralde la
llevaban con ellos para que las niñas se distrajeran, además que estaban al
lado del matrimonio todo el tiempo.
Margaret se fue una
noche dejando a su esposo y a sus hijas demasiados solos, los que tendrían que
aprender a vivir sin ella.
Dicen por allí, que aquella noche hubo una tormenta tan
fuerte que se vio a Sofía dando vueltas en la esfinge.
Las niñas fueron enviadas a Paris a criarse con sus abuelos
paternos.
El tiempo transcurrió, Berta, que se caso mucho tiempo
después que Francisca, tuvo gemelos Edith y Claudio, mientras que Francisca fue
madre de Catalina, Sara, Margot, Eva y mi padre.
Sara fue madre de Miguel,
Como habrán notado eran los primeros hombres que nacían en
la familia.
Estos relatos los escribo en base a lo que me han contado
los parientes a lo largo de mi vida, y también los pobladores y las monjitas
del pueblo tuvieron mucho que ver para que yo pudiera hacer un resumen, del
árbol familiar de esta familia.
CONTINUARA
Publicado 13th January 2015 por estela Carus
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