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domingo, 13 de mayo de 2018

RELATOS DE MI ABUELA relato 3

Así pasaron veinticinco años, hasta que un día la hierba prendió nuevamente y los campos se tiñeron de verde.
Fue en la primavera que llego Margaret hija de Laura Miller y Julio Iturralde, junto a su esposo y sus pequeñas hijas Francisca y Berta.
Nuevamente la mansión cobro todo su brillo y esplendor. Volvió hacer lo que en otras épocas, producía riquezas y daba trabajo a mucha gente.
Los problemas no tardaron en aparecer ya que Margaret era sobrina de aquellos seis hermanos que quedaron embroncados junto a su madre por la unión de los jóvenes, que se fueron y no se supo más de ellos.
La anciana vecina se fue de este mundo esperando el regreso de su hijo que jamás se produjo.
Dos de ellos, ya mayores por cierto, la encontraron una mañana en el pueblo, cuando a esta y a la pequeña Francisca la vieron salir del médico. Alguien les dijo quien era y no tardaron en presentarse.
Al hablar con ella se dieron cuenta que había pasado mucho tiempo, como para que hubiera todavía viejos rencores. Además la muchacha y la niña estaban ajenas a todo lo sucedido.
Supieron que su hermano y su cuñada habían muerto en un accidente, la joven Margaret se emociono al verlos y dicen que hubo un abrazo con sus tíos que las personas que pasaban no dejaron de lagrimear.
Así fue como las dos familias comenzaron a visitarse y vivieron en armonía durante mucho tiempo.
Algo había en aquella mansión que la gente no podía ser feliz, Margaret enfermo, a medida que pasaba el tiempo estaba cada vez peor, su esposo era un hombre bueno y compañero, estaba todo el tiempo a su lado.
 Sufrió dos años, viajaba a hospitales donde le hacían curaciones, luego regresaba porque el clima de allí era bueno, pero ella no mejoraba.
Berta y Francisca veían sufrir a su madre, los Iturralde la llevaban con ellos para que las niñas se distrajeran, además que estaban al lado del matrimonio todo el tiempo.
 Margaret se fue una noche dejando a su esposo y a sus hijas demasiados solos, los que tendrían que aprender a vivir sin ella.
Dicen por allí, que aquella noche hubo una tormenta tan fuerte que se vio a Sofía dando vueltas en la esfinge.
Las niñas fueron enviadas a Paris a criarse con sus abuelos paternos.
El tiempo transcurrió, Berta, que se caso mucho tiempo después que Francisca, tuvo gemelos Edith y Claudio, mientras que Francisca fue madre de Catalina, Sara, Margot, Eva y mi padre.
Sara fue madre de Miguel,
Como habrán notado eran los primeros hombres que nacían en la familia.
Estos relatos los escribo en base a lo que me han contado los parientes a lo largo de mi vida, y también los pobladores y las monjitas del pueblo tuvieron mucho que ver para que yo pudiera hacer un resumen, del árbol familiar de esta familia.

CONTINUARA
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