Nadie se fue con las manos vacías. De todos los que pasamos por su casa tenemos un buen recuerdo, ella nos hizo felices a todos, tanto así que hubo un pacto de silencio con los chicos del colegio. Fue tiempo de calurosas siestas, hasta que un dia ella ya no nos recibió más en su casa, hasta aquí llegamos dijo, nadie supo porque, ni siquiera nos preguntábamos entre nosotros, cada uno guardo silencio , pero la curiosidad nos ganaba, hasta que un día en la fiesta del pueblo la vimos, estaba allí caminando entre la gente, recuerdo bien que sonreía y estaba más linda que nunca, y lo que no olvidaré es que había perdido su cintura de avispa, todos nos miramos sorprendidos ,ninguno se atrevió a preguntar, solo la saludamos con respecto y nada más, pero no había dudas , ella iba a ser mamá.
El tiempo no pasaba más, nuestra ansiedad por ver el rostro de aquel niño iba en aumento, se hacia larga la espera ,una angustia se apoderaba de nosotros, hasta que el dia llego, y, nació varón, esperar a que creciera era otra angustia mas, queriamos saber a quien se parecía y así poco a poco nos íbamos acercando lentamente, su madre nos respondía con una sonrisa, y que creen no se parecía a ninguno de nosotros, era igualito a ella, ya se, están pensando que pudo de ser de otro,pero no, solo de nosotros, así es la historia, la de Maria Juana y su hijo.
Un pacto de silencio y orgullo, porque lo que nos sucedió a todos nos marco para siempre.
El tiempo pasaba y cada uno de nosotros le hacía llegar de forma anónima regalos, para el bautismo, el primer añito, la escuela, la comunión, la universidad, si porque aunque muchos de nosotros se casaron , tuvieron hijos , una carrera, nunca nos olvidamos del hijo de María Juana, será por culpa, por aquel pacto, no lo sé , pero siempre estuvimos.
Ahora ha pasado muchos tiempo, y con toda la nostalgia de aquellos años locos, hoy, justamente hoy , el hijo de María Juana se recibe de Médico, allí estamos todos, también está ella, nos observa, compartiendo en silencio este pacto de orgullo que es nuestro hijo, nunca nadie dijo nada, ni siquiera ella, fue nuestro secreto de juventud, el que llevaremos con nosotros hasta el último día de nuestras vidas, aunque algunos no lo puedan entender, esto fue así, un pacto de silencio, y ahora de orgullo, porque nuestro hijo es lo mejor.
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