LA HUMEDAD EN SU PIEL.
Buscaba en los amaneceres
algo nuevo que la pudiera motivar en
su fracasada existencia. Sus pupilas se clavaban en la primera imagen que el
día pudiera ofrecerle, como para sentir que estaba viva. Aún cuando había pasado sin experimentar las sensaciones
que toda mujer debe tener, permanecía en ella la ilusión.
La casona, de paredes húmedas, sin visitantes que la atesoren,
de puertas cerradas sin permitir entrar
el sol, ventanas mirando el cielo en busca de su luz ,y, en su paisaje aun de
primavera , la soledad y el silencio que
castigan sin piedad
Amaneció Septiembre, abrió puertas y ventanas, dejó que el aire embriagara toda la casa, que el sol calentara cada rincón, que la tierra dejara huellas, entonces, salió una tarde vestida de sueños a jugar con el viento, sintió la humedad en su piel y se dio cuenta, que aun estaba viva.
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